Juicios Racionales según Albert Ellis

Según Albert Ellis, hay once juicios racionales específicos:

1.- No es una necesidad esencial para un adulto contar con el amor y la aprobación de todas las personas que para él son importantes.

2.- Sería conveniente no valorarse a sí mismo sobre la base de la suficiencia, las actitudes y logros externos.

3.- No hay que acusar o castigar a otros ni a nosotros mismos por actos que cometamos tanto sea por ignorancia, trastornos  emocionales, o por lo que sea. Si, aplicar medidas de protección (si es necesario). Para corregir esos errores y que no se repitan en el futuro y que ese ser humano se convierta en alguien que pueda vivir en sociedad.

4.- Aprender a tolerar la frustración, tratar de no interpretar como una catástrofe toda situación que no se presente como uno quiera.

5.- Casi ningún caso de desdicha se debe a hechos externos, sino a los pensamientos internos (lo que nos decimos) y las respuestas emocionales.

6.- Con sólo preocuparse por peligros y meditar sobre la posibilidad de que se produzcan hechos temidos no se evitan las situaciones desagradables.

7.- La actitud constante de elegir siempre el camino «fácil», evitando dificultades y responsabilidades, suele llevar a la indolencia, a los temores y al aburrimiento. No ser demasiado exigentes ni demasiado poco exigentes. Buscar el equilibrio.

8.- Toda persona tendría que tratar de adquirir un grado de independencia saludable, en lugar de apoyarse en y/o depender de otra persona más fuerte que uno mismo. La meta de la independencia total es irrealista e indeseable. Es irrealizable en nuestra sociedad ya que todos somos en cierta medida, interdependientes. Pero se hace la diferencia con la dependencia parasitaria y las pautas racionales de compañerismo, amistad y cooperación.

9.- Inevitablemente, la historia pasada de un individuo ha ejercido influencias sobre su conducta presente, lo cual no implica que tenga que seguir dirigiéndola, ni afectándola.

10.- De nada sirve preocuparse por los problemas y trastornos ajenos. No hay que confundir el deseo de brindar asesoramiento y ayuda cariñosa a los demás, con la tendencia a preocuparse excesivamente por ellos.

11.- Quien se pone como meta la perfección o el control absoluto de las exigencias de la vida suele sumergirse en el pánico y la ineficiencia. Errar es humano ya que las personas somos falibles. No esperar soluciones perfectas, que tal vez ni siquiera existan.

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